Cuando nos planteamos obtener un dominio, coloquialmente decimos que vamos a “comprar un dominio”. Sin embargo, los dominios en realidad no se pueden comprar (con lo que obtendríamos la propiedad completa del mismo sin limitación temporal) y es por eso mismo que se habla de "registro de dominio".
El registro de un dominio consiste en una especie de concesión de licencia exclusiva de uso sobre el mismo. Esta licencia se limita al periodo por el que contratamos el dominio y se puede extender tantas veces como se desee. De ese modo, podemos mantener la titularidad del dominio tanto tiempo como queramos. Al mismo tiempo, si una persona deja de tener interés en un dominio, este procedimiento permite que pueda quedar disponible para que sea contratado por otra persona.
Por otra parte, los profesionales de los nombres de dominio distinguen entre el registro de un dominio y la compra de un dominio. En ese caso, cuando se habla de "compra de dominio" se hace referencia a la adquisición de los derechos de un dominio que ha sido previamente registrado por otra persona. En este caso, al comprar un dominio acordamos con el titular del mismo el traspaso de sus derechos a cambio de una cantidad acordada por el comprador y el vendedor.
En el primer caso, el precio del registro consiste en una tasa. En la compra del dominio, previamente es necesario llegar a un acuerdo de compraventa con el propietario del mismo.
